-Siento -le dijo el abate- el haberos ayudado en vuestras averiguaciones de ayer y haberos dicho lo que os díje.
-¿Por qué?
-Porque he engendrado en vuestro corazón un sentimiento que antes no abrigaba: la venganza.
Dantés se sonrió y dijo:
-Hablemos de otra cosa.
El castillo de If en la actualidad |
"¡Me he substituido a la Providencia para recompensar a los buenos ... Que el Dios vengador me ceda ahora su puesto para castigar a los malvados!"
Hacer la reseña de una obra
maestra no es fácil, más si es una de las que han servido como base
de la narración de aventuras posteriormente, y aún más si resulta
que fue una de las más populares ya en su tiempo. Considerada la
mejor obra de Dumas, esta relato consagró algunos de los
presupuestos en los que se basó la novela por entregas del siglo
XIX, reportando fama y pingües ingresos a su autor. Su intrincado argumento, la multitud de personajes principales y secundarios, la simultaneidad de escenas narrativas, catáforas literarias y cambios
de fortuna progresivos conforman la espiral del relato en medio del cual el conde de Montecristo va ejecutando su venganza, temática
principal del relato. Del carnaval de Roma a la alta sociedad
parisina, Montecristo se presenta como un peculiar personaje
multimillonario dispuesto a establecerse entre la alta alcurnia de París, que le recibe con
gran expectativa debido a su fama. Es el relato de cómo un
desgraciado presidiario con catorce años de reclusión asciende
social y personalmente de manera vertiginosa para llevar a cabo un
muy meditado plan de venganza. Montecristo aparece como el resultado
de un perfeccionamiento personal que se inicia en la prisión y
durante los diez años siguientes a su salida, perfeccionamiento muy dirigido hacia la consecución de su plan vengativo. Este perfeccionamiento no es narrado en la novela, pero hay referencias de él que se van
entreviendo durante la trama. Se opera un cambio en el personaje
hasta el punto de que parecen haber pocas conexiones emotivas o
vivenciales que conecten al conde de Montecristo con Edmundo Dantés, hasta el punto que
los lectores más incautos dudarán de su identidad.
Edición española de 1860 |
Quizá sin
que el lector se percate de ello, la novela inaugura un esquema
narrativo que se ha revelado muy exitoso hasta el momento presente,
no sólo en novelas sino también en el cine, series, y hasta las
aventuras de superhéroes: una penosa ofensa inicial, un proceso de
adiestramiento de la víctima y una venganza final sobre los
culpables al cabo de un tiempo, con acciones oportunas de recompensa
hacia los bienhechores, inocentes y almas de limpio corazón. Queda claro que el esquema básico de El conde de Montecristo ha
tenido mucho aprovechamiento hasta la actualidad, pero muy pocos relatos alcanzan la maestría de la apasionante novela de Alejandro Dumas.
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